Me siento indignado al leer titulares de inexpertos que
intentan poner como una obra de restauración, algo que es sin duda, un
ejercicio de lógica borrosa.
Frases como La
restauración que se convirtió en destrozo, de El
país, o La 'restauración' de una
pintura mural en una iglesia de Borja acaba en "chapuza", del Heraldo,
demuestran la poca cultura plástica de los periodistas que han escrito esta
barbaridad. Una restauración es la reparación o conservación de las obras de
arte. Sin embargo asistimos en esta intervención a algo más hermoso e
importante, la aplicación de la lógica borrosa en su estado manubrial.
Primeramente hay que decir que la pintura del Ecce Homo del
pintor Elías García Martínez es una reinterpretación del rostro de Cristo que
no sólo es un lugar común en la historia del arte, además no aporta nada nuevo
y es un producto artesanal basado en las influencias de tantos artistas que han
representado esta misma imagen figurativa del dios de los cristianos. Al fin y
al cabo no es más que un hombre con barba y bigote que mira hacia arriba con la
cabeza ladeada y una túnica roja sangre.
Sin embargo, la intervención de la vecina octogenaria que
actuó "sin pedir permiso a nadie" la obra de un pintor del XIX (como
si otorgara valor cualquier cosa que fuese del siglo XIX, ejemplo, una mierda
seca del siglo XIX, etc.), es un acto puro de arte por el arte, de expresión
por encima de convencionalismos. Y ni siquiera es nuevo. Nos conecta con las
vanguardias de principios de siglo XX, o ¿Acaso no es éste el un rostro Expresionista o propio del
Art Brut? ¿Qué diría
de esto James Ensor o Jean Dubuffet? ¿No es más expresivo el rostro de la
artista octogenaria que el manido y triste encaje que hizo el pintor Elías? ¿No
sufre más ese rostro?
Dice el concejal de Cultura del consistorio Juan María de
Ojeda, que la señora octogenaria (Cecilia) actuó de forma espontánea y “sin pedir permiso
a nadie”, aunque “con buena intención”. Yo me pregunto si condenar la
espontaneidad y la buena intención no es algo absurdo y anti natura. E incluso
me atrevería a decir que, si tan importante era la obra, ¿Cómo es posible que
una señora tan mayor haya podido hacer una cosa como esta? Posiblemente porque
a nadie le importaba esta obra, más que a la señora que la ha intervenido. Picasso
también deformaba el rostro humano para dotarlo de mayor expresión. Lo que vale
para unos ¿No vale para otros? ¿Es Picasso mejor artista que esta señora de la
que hablamos?
Apunta en su perfil Negra Murguera que le “parece
genial que haya decidido actualizar el peinado de Cristo, dándole ese look tan
Lenny Kravitz”. Yo creo que esto si que es una revolución y a la vez un acto de
sinceridad borrosa aplastante. Esta octogenaria ha actualizado mágica,
intuitiva e inconscientemente el rostro de cristo convirtiéndolo en lo que ella
considera que es el rostro de Cristo. Es su visión, realizada desde el amor y
el respeto a sus creencias. ¿Es esto un delito? ¿O es un acto que demuestra lo
que ya decía Joseph Beuys en su libro “Cada hombre un artista”?
Como conclusión diría, como bien apuntaba Pins Bringuer en sus
teorías, que el arte es efímero per sé,
y que la duración de una obra depende únicamente del estado de conservación de
la misma. Po eso han llegado hasta nuestro museos algunos pergaminos, y no
llegan obras de hace 60 años. Todo es efímero bajo el sol, y la señora octogenaria
(por favor, que alguien averigüe el nombre de esta artista) quizás haya
conseguido que una obra tenga más vida, y sobre todo, avivar el eterno debate
del arte y la expresión humana.
Club de Fans de Cecilia en Facebook.
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2 comentarios:
Pfffff jajajajajaj me hizo reír bastante con su mierda de post.
Que bien que monitorea los comentarios ya que no veo ninguno fijo son porque todos le escriben para burlarse de usted.
Que bueno que el mundo del arte no tiene gente con su parecer, sino estaríamos viendo una foto de un perro cagar en el louvre.
Recordé bastante a Vargas LLosa y su civilización del espectaculo con tu artículo.
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