11/01/2015

¿Quién fue Manuel Álvarez Fijo?

Gracias a Borjus M., he podido reencontrarme con mi Maestro, Manuel Álvarez Fijo. Esta ilustración realizada por Borjus forma parte de una magnífica exposición de Ilustres Sevillanos que se encuentra en el Centro Cultural Santa Clara. El texto que la acompaña es un fragmento del que he escrito exclusivamente para Garabattagge Ilustra.




Manuel Álvarez Fijo.
Maestro de maestros, improvisó cada uno de sus días, y enseñó algo más que Arte a aquellos que tuvieron la suerte de encontrarse en su camino. Inolvidable, imprescindible, insuperable. De aspecto contrario al puesto que ocupaba, lucía coleta de un blanco místico, gafas que escondían una mirada profunda y casi siempre sostenía un cigarrillo en sus manos, estuviese donde estuviese. Amante de las buenas costumbres, del buen vestir, de la buena educación y del buen vino, trataba a todo aquel que se le acercaba con sumo respeto y sabía sacar lo mejor de cada uno con sus consejos. Enamoradizo en todos los sentidos, encontraba la belleza tanto en el rostro de una dama como en crepitar de una rama a la caída del otoño.
Fue todo un ejemplo de Maestro de Artes Plásticas y artista multidisciplinar, pensador y hacedor. Desde su clase de 3º de Dibujo del Natural en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla, sembró en muchos de sus alumnos la semilla de la creatividad y la curiosidad por el dibujo en particular, y las diferentes disciplinas artísticas en general. Lector incansable, también escribía a menudo, pero no se preocupaba en publicar sus obras. Poco podemos encontrar editado e impreso de sus palabras, pero me consta que tenía muchos papeles sueltos, muchas hojas de libreta y folios en cajones en los cuales podría esbozarse el germen de sus teorías. Filósofo, mago, Quijote. Manuel Álvarez Fijo luchaba contra los mediocres gigantes que sustentan los diferentes mundos del Arte y la enseñanza, desde dentro del sistema y desde su particular visión del mundo de las ideas.
El corazón le falló el día 22 de julio de 2010, unas horas después de que se desplomara en una farmacia de su barrio, mientras hablaba con el farmacéutico para pedirle algún medicamento para el dolor que tenía en el costado.
Se fue con 72 años, lleno de nuevos proyectos. Todos los que tuvimos la suerte de conocerlo pensábamos que la muerte nunca lograría engañar a un ser tan excepcional con él.


Antonio García Villarán, 16/10/2015

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