10/11/2015

"La muerte no es importante, lo jodido es la agonía". In memoriam a Manuel Maciá Martínez.


Hoy está nublado. Supongo que en Elche las nubes serán más grises que aquí. Hoy le damos el último adiós a Manuel Maciá, aunque sea un adiós sin despedida. Yo al menos no me despediré. Desde que me enteré de la noticia he estado intentándome explicar cómo ha podido ocurrir. ¿Qué broma es esta de la muerte? Con tan solo 61 años y más ansia de vida que un adolescente, se nos ha ido. Maldito corazón. Maldito infarto. Pero tú nos has dejado mucho. Reviso tus vídeos, tus fotos y todo lo que nos regalaste y esbozo la sonrisa del ciervo, esa de la que tanto hablamos y que es una de esas piezas extrañas en forma de libro que nos legaste a los más afortunados. Hoy llora Aurelie sin cuerpo, automatizada y peluda. Hoy te vas como se fue el protagonista de MANIFESTO, haciendo del final de esta pieza una metáfora de lo que ocurre. Hoy todo sigue fluyendo, como tu querías. Hoy todo es baladí.





DESPEDIDA.
Se ha ido de la misma forma en la que hacía cualquiera de sus acciones, sin avisar, sin pedir permiso, sin despedirse. Siempre envidié y admiré la naturalidad y libertad de Maciá (a mí me gustaba llamarlo Maciá), y sabía que un día cualquiera acabaría dejándonos. La noticia me la ha dado nuestra gran amiga Nati, que sé que estará pasándolo tan mal como todos los que lo queríamos. Pero no creo que a él le gustase que ninguno de sus amigos estuviésemos tristes. Siempre tenía una broma dadaísta para hacernos reír y pensar al mismo tiempo.




LA LÓGICA BORROSA.
Conocí a a Maciá en Punta Umbría, en el encuentro de Editoriales Independientes EDITA, y desde que vi el vídeo que presentaba en el Teatro del Mar y hablamos, no hemos dejado de hacer, pensar e inventarnos cosas juntos. Muchos proyectos eran imposibles de realizar, y otros se han quedado a medias. Recuerdo un verano más que caluroso en el que Javier Gato nos ayudaba con las correcciones de “La Lógica Borrosa”, proyecto que nunca vio la luz, pero que seguíamos trabando conjunta e individualmente. Queríamos con este libro cambiar la manera que tienen los profesores de enseñar a dibujar, uniendo teorías de todos los tiempos y derrumbando mitos anclados en las academias que hoy carecen de sentido. Quizás decida, allá donde esté, inspirarme y darme fuerzas para terminarlos. El y yo sabemos que la magia existe.
Se ha ido una de las personas más creativas que conozco, y es muy triste. Pero por otro lado, como decía Epicuro, su aroma se quedará en cada uno de los que lo queríamos. Prometo escribir más sobre Manuel Maciá. Su memoria no se perderá. Ahora prefiero el silencio.





LA PIZARRA.
Miro a mi alrededor y veo objetos que me regaló Maciá y que son puras lecciones de vida. No es que antes no lo viese, pero ahora parecen cobrar vida, una vida que ya tenían, pero que brilla con más fuerza. En una de sus visitas a Sevilla para trabajar en nuestro proyecto de Lógica Borrosa, me regaló una pequeña pizarra. Estábamos discutiendo sobre lo efímero del dibujo y su aplicación en los ejercicios de aprendizaje. Entonces sacó una pequeña pizarra algo mayor que un A4, y practicamos la idea de perder el miedo ante un dibujo que se borraría inmediatamente para no dejar huella. Esto permitiría a los hacedores aprender continuamente y tener experiencias lejos de críticas y valoraciones sin sustancia. ¿Acaso no opina todo el mundo sobre arte sin tener un mínimo de conocimiento en la materia? Pues nos ahorraríamos esto. Pero esa pizarra, que sigue colgada en el pasillo de la casa, es un símbolo de la filosofía de Manuel Maciá. Él realizaba cualquier acción sin importarle ni el tiempo, ni el “qué dirán” ni el dinero que iba a ganar o perder, casi siempre perder. Pero su compromiso con su obra y con el arte estaba por encima de todas las cosas. Cada vídeo, cada dibujo, cada performance parecía ser la más importante. Recuerdo aquella vez que lo invitamos a Perfopoesía en 2009 y realizó la pieza titulada “M.A.E. Suite para dos armarios y tenor líquido”. Para llevarla a cabo se trajo tres armarios blancos, cámaras de vídeo, pantalla de proyección y mil cosas más en una furgoneta desde Elche, y eso que sólo iba a estar 10 o 15 minutos en el escenario de “El Perro Andaluz”. Lo preparó todo concienzudamente y con la ayuda de sus dos Irenes (madre e hija) y de su inseparable José María llevaron a cabo la obra. Fue todo un éxito y ya nadie volvió a olvidarse de él. Todos los años la gente me preguntaba por Maciá, cuándo venía, qué iba a hacer.



TUS AMIGOS.
Querido Manuel Maciá, te hubiese encantado ver la cantidad de gente que te quería y te quiere. Siempre estabas dando lo mejor de ti, regalándonos tu humor sabio y tus ideas. Tu sabías elegir. Tu te acercabas a las personas de luz, tus semejantes, y todos te respetábamos, te admirábamos y te queríamos. Sabíamos que detrás de tu socarrona mirada y tu humilde hacer estaba el Maestro que nos descubría, como sólo tu sabes hacer, todo un universo nuevo de experimentación y arte. Me alegra mucho ver toda la gente que se acuerda de ti y escribe sobre sus recuerdos, que son también los tuyos. Seguro que te llegan sus palabras. Tenías una cualidad muy importante, y es la de hacer que se sintiera único todo aquel que compartía contigo un momento. Ahora veo que éramos muchos, somos muchos los que mantendremos tu memoria y tu obra viva. Recuerdo en estos momentos a Irene grabándonos en la Alemada de Hércules, en Perfopoesía el año que invitamos Leopoldo María Panero, y me dabas unas indicaciones para realizar lo que acabó siendo "Planocontraplano". Uno de los muchos regalos que me diste. Una de la muchas lecciones. 
Gracias Maciá.
Gracias Maestro.




...
1.- Una vez puestos ¿qué más da ocho que ochenta?. La muerte no es importante, lo jodido es la agonía.
2.- No sé, visto así... ¿Sufriré mucho?
1.- Una vez muerto le dará a usted todo igual.

("La sonrisa del ciervo" de Manuel Maciá. Editorial Noches de Alicia)

1 comentario:

Holistic dijo...

Mi alma se encuentra adolorida, inevitable sentir tu perdida, aunque al despedirte, me hayas pedido "ser feliz"
No te diré adiós, porque uno "muere cuando, sino, cuando lo olvidan" y tú serás siempre mi loco amor.

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