1/28/2014

El techo de mi cuarto de baño y la pintura abstracta de Blanca Cuesta. BUENAS TARDES. El Club Express. Antonio García Villarán

El techo de mi cuarto de baño y la pintura abstracta de Blanca Cuesta, conocida como la mujer de Borja Thyssen.
Esta mañana he apreciado unas manchas redondas, entre verduzcas y negras, del tamaño de monedas de céntimo de euro en el techo de mi cuarto de baño. Era un espectáculo digno de admiración. Parecía algo galáctico, un cúmulo de estrellas negras sobre un cielo blanco plata. Se disponían orgánicamente buscando rincones y expandiéndose en la medida que se acercaban a la lámpara. Me he quedado ensimismado viendo cómo la naturaleza era capaz de crear esta maravillosa obra de arte, aprovechando la humedad del vapor producida por cada una de las duchas que he podido disfrutar diariamente, unido al gel de Aloe vera, que sin duda, algo habrá tenido que ver. Envuelto yo en mis pensamientos ha irrumpido una imagen atronadora; un cuadro de Blanca Cuesta, visto en la red a raíz de su primera exposición de pintura abstracta que, según los medios de comunicación, ha sido todo un éxito. Pero ¿qué es el éxito?

Blanca Cuesta, sí, la conocida mujer de Borja Thyssen. Borja Thyssen, sí, el hijo de la Baronesa Thyssen. Que sí, Tita Cervera, la Miss España que se casó con el Barón Thyssen, el del Museo Thyssen Bornemisza de Madrid, el que hace exposiciones con sus fondos y cuesta la entrada general a 17 euros. 17 euros, como las 17 manchitas de humedad de mi cuarto de baño que me tienen embobado.
Según fuentes consultadas en papel y en la red, Blanca Cuesta empezó pintando cuadros del estilo “Disney”, esto es, obras infantiles que ahora decoran las habitaciones de sus pequeños Sacha, Eric y Enzo. Todo un comienzo más que prometedor en este mundo del arte. Pero ahora se ha atrevido con el Abstracto. Toma ya. Del tirón. Sin anestesia. Sin preámbulos. Qué opinarán de esto mis queridos Miguel Pérez Aguilera, Mark Rothko, Luis Feito, Zobel, Luis Gordillo, mi maestro Manuel Álvarez Fijo y tantos otros artistas que han cultivado esta difícil empresa. Yo creo que Blanca Cuesta entró en el mundo de la pintura con el estilo “Disney” para ganarse a su suegra. De todos es sabido que una de sus mejores amigas, la pintora Mercedes Lasarte, es una de sus máximas exponentes. Pero ahora que comprobamos que ha entendido la complejidad de la creación plástica, en un alarde de tesón y trabajo duro, y tras recibir las magistrales clases del artista Pedro Sandoval, con 84 Me Gusta en su página de Facebook (cuyo currículum está plagado de exposiciones y nombres de artistas reconocidos que sin duda acreditan más aún la calidad de la obra de Blanca Cuesta), y animada y apoyada por su inseparable marido Borja Thyssen, se ha atrevido a dar un paso importante en el mundo de la pintura, según dice hola.com; “exponiendo en público una colección llamada ‘Colores’ compuesta por seis lienzos de temática similar pero de diferentes policromías”. Y se escuchan aplausos.

Según el galerista de ScultradeArt, espacio expositivo donde Blanca ha mostrado al mundo sus seis obras, está siendo todo un éxito, ya se han vendido cuatro “telefónicamente”. Los títulos de sus obras no pueden ser más sugerentes; “ Blue”, “Red”, “Black”, “Homenaje a Picasso época azul”, “Homenaje a Picasso época rosa”  y “Orange”. Y sigue diciendo hola.com: “Los precios de los cuadros rondan los 3.000 euros, y aunque a simple vista pudieran parecer precios muy elevados para una debutante, lo cierto es que los marcos artesanos que acompañan a la pintura encarecen también la obra”. Por supuesto sobran las influencias de las que hablan los ilustres críticos. Reminiscencias de Jackson Pollock, de los gestos caligráficos de Cy Twombly, del Expresionismo Abstracto, del Tachismo, del Informalismo, del Action Painting  o de la Abstración Lírica. Kandinski, ven a mí. Sin olvidarnos, claro está de uno de los españoles que impulsó esta nueva tendencia gazpachera donde se unen todos los estilos posibles con el mínimo esfuerzo;  el padre de Jesulín, que aprendió a coger los pinceles en un curso por catálogo y que cuenta en su currículum con varios éxitos expositivos.

¿Que qué opino yo de todo esto? Dos cosas. Primero: que Blanca Cuesta pinta muy bien lo que pinta. Obras donde no existe indagación alguna, donde los colores puros y la simplicidad de sus contenidos nos llevan hacia lo superficial de lo bello. Según las declaraciones de su galerista; “pinte lo que pinte sus cuadros tienen que transmitir alegría”. Y eso es lo que muestran. Alegría sobre un fondo blanco. Mucha pasta (de pintura, se entiende) organizada en mitad del lienzo. Pegotones de pintura como flores abiertas en un día de primavera, tomando el sol en uno de sus yates a la luz “orange” de la paz de Marbella. Y dos: Le he dado con lejía al techo de mi cuarto de baño. He borrado la humedad y ahora parece el cuadro de Malévich “Blanco sobre blanco”. Y respiro feliz.
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