11/12/2011

Adelanto de mi próximo libro; EL MAESTRO ESCARABAJO. IDEAS PARA UNA NUEVA PEDAGOGÍA DE LAS ARTES PLÁSTICAS DEL SIGLO XXI.

La diferencia que existe entre el dibujo de un niño abstracto y el de un adulto es que el niño es una tabla rasa, y el adulto está lleno de recuerdos, vivencias, conocimientos. Hay que alimentar y reconocer los primeros esbozos garabatescos. Vasari, -primer historiador y testigo del arte del Renacimiento-, relató una apuesta que Miguel Ángel realizó en su juventud con sus amigos pintores, en la cual se competía por la destreza de copiar un garabato infantil hecho en una pared. Si Miguel Ángel no fuese un artista magnífico, el dibujo “anónimo” no tendría más valor que el de un curioso objeto histórico. Pero el hecho es que sí que tuvo que ser un auténtico reto estético pues suponía, no sólo un cambio de actitud frente al dibujo sino todo un cambio radical de concepción plástica impuesto por un modelo ingenuamente complejo. “Una proeza difícil para un hombre tan impregnado de diseño”, escribió Vasari. Aunque, analizándolo artísticamente, que el dibujo fuese una copia de algo realizado con otra intencionalidad, anula cualquier posibilidad de investigación de un lenguaje plástico alternativo por el único fin de exhibir llanamente unas habilidades manuales. Es en este punto donde radica lo que consideramos núcleo principal de la paradoja estético-plástica actual, ya que, bien sea Miguel Ángel, en este caso, como tantos otros artistas que gozan comúnmente del respeto del público, son normalmente admirados no por unas características absolutamente estéticas, sino precisamente por este dibujo, es decir, por su eficacia técnica –suele denominarse “tener buena mano”– en las elaboraciones artísticas. ¡Esto no lo puedo hacer yo!, Es como si realmente subyaciese en la mente del espectador una absurda idea de competición, de exhibición, que atacara sus posibilidades plásticas.

No hay comentarios:

Translate