Se quemó el Perro Andaluz, se chamuscó el sueño.

El Perro Andaluz -café cultura- salió ardiendo ayer a las 11 de la noche.

Esta es la noticia con la que me han sorprendido esta mañana. Realmente se sabe muy poco de lo que ha pasado. Según los bomberos -la versión oficial- es que hubo un cortocircuito cerca de la sacristía, donde estaban expuestos los libros de Cangrejo Pistolero Ediciones. Si no se tratase de un hecho tan trágico diría que Las Noches del Cangrejo y la editorial ivan tan bien que han forzado la máquina y ha ocurrido el desastre. Y eso que la última vez que estuve en el bar fué este sábado por la noche, después de ver el concierto de Bunbury.

Pero tenemos que ser pragmáticos. No he tenido la oportunidad de ver el bar en el estado en el que ha quedado, pero puedo adelantar que el techo se ha caido por completo, que está todo negro y que en la calle todavía huele a humo. Me decía Pepe Quero muy afectado esta mañana que casi se desmaya por la ingestión de humo de anoche. A eso de las 23 H avisaban a Luis y a Pepe de que su local estaba en llamas.


Poco se ha salvado. Y tampoco sabemos lo que ocurrirá con todos los proyectos que estaban siendo un éxito y que tenían al Perro como centro de operaciones. No en vano salían varias noticias que hablaban de nuestras andanzas poéticas en El Pais y en el Diario de Sevilla la semana pasada.


Me ha costado reaccionar. Me he preguntado por el futuro, por la causa real del incendio y por toda la gente que venía y que vino al Perro alguna vez a escuchar música o a disfrutar de la perfopoesía.

Otra injusticia. Otro bache. Otro muro.

Pero hay que seguir adelante. No se cómo, pero hay que seguir.